jueves, 10 de febrero de 2011

La puerta, episodio 3

La puerta, el objeto, no solo es el soporte de la pintura, también es el soporte del significado.


Una metáfora del transito y de la intimidad que supone la experiencia del arte.

Los dos lados de la puerta son las dos caras de una moneda, dos puntos de vista, el interior y el exterior.


La puerta es el límite de dos espacios contiguos pero irremediablemente separados. O estas en un sitio o estas en otro.

Sin embargo, esos espacios, no son autónomos, uno es el centro de gravedad del otro que es atraído.

Y en ese tender de uno hacia el otro, finalmente el segundo contamina a el primero.

A un lado de la puerta esta quien mira por el ojo de la cerradura. El ojo que permite ver aquello que esta escondido.

Así que aquí tengo, en cierto modo, a mis solteros desnudando a la novia como en El Gran Vidrio de Duchamp. En la obra de Duchamp los solteros no pueden dejar de hacer funcionar la máquina y en mi puerta alguien quiere desesperadamente pasar al otro lado.

Pero yo no hablo de hombres, mujeres y matrimonio sino todo aquello convulso que tiende a atemperarse.

Finalmente yo sigo creyendo en la pintura, algo que el ateo de Duchamp no dejaría de ver ingenuo.









equilibrio, oído,....................................................... ombligo, plomada








Ducahmp hizo en su apartamento parisino la obra Puerta 11, rue Larrey que era una única puerta, situada en una esquina, que cerraba dos marcos distintos, de tal forma que si cerraba uno el otro quedaba abierto.
Aunque Etant donnes sea la obra de Duchamp a la que en un primer momento mas se parece lo que estoy haciendo.
Y lo curioso es que al empezar no pensaba en ningún momento en ninguna de estas obras.
Las cosas afloran cuando menos lo esperamos.

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