La puerta, episodio 4

En la otra parte de la puerta han ido pareciendo de manera compulsiva ideas viejas y nuevas.



Orejas vuelan, unas más receptivas y abiertas que otras más cerradas.



He vuelto a usar las gafas que llevan rotas tanto tiempo en un cajón y que son de otro tiempo que eran de otra persona.



Una mano se ha apoyado en la puerta dejando la huella de quien se asoma a mirar. Otra mano surge de la misma puerta.



Los ojos cerradura buscan llaves que los abran.

Visagras separadas que anhelan encajar.

Acabe tapando el agujero del picaporte, acabe poniendo otro ojo que avisara. Un ojo de cristales rotos, una metáfora que ya uso Picasso en algunos de sus cuadros en torno al Guernica.

La mirada rasgada en la escena de "Un perro andaluz", el descorrer violento de una cortina. Buscando desesperadamente otra forma de ver.



Y cuando aun sin saberlo los necesitaba me encuentro los recortes de los papeles de Ada.

"Cada momento llega un momento tarde" es parte de la letra de una canción de Wilco.

Escribir lo que esta pasando. Escribir pensando, pensar escribiendo. Aunque luego en las capas de pintura las palabras queden tapadas, el cuadro sera como es por las cosas que le han pasado.

Y aun teniendo el cuadro en ebullición acabo mirando al suelo. Los limites desaparecen ¿Dónde empiezan las cosas y dónde terminan? ¿Cuándo empiezan y cuándo acaban? Acaso no es parte de la misma obra las fotografías y lo que escribo aquí.





Vuelco todas las ideas en la puerta lo que no se si la apuntalara, la bloqueara o me permitirá abrirla.